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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

En torno a los tres años, es relativamente normal que los niños pasen una etapa llamada Disfemia Evolutiva, que no es otra cosa que un tartamudeo que terminará extinguiéndose si seguimos estos consejos:

-Controlar las horas de sueño. La disfemia tiene como base la ansiedad y ésta sube si no se está bien descansado.

-Controlar las comidas. Al igual que antes, cualquier comida que sea estimulante, como el chocolate en exceso, por ejemplo, puede repercutir en la exacerbación de la disfemia.

-No sobreproteger. Los niños a los que se les sobreprotege no asumen sus responsabilidades y tienden a sentirse inseguros sin la mediación de sus adultos. Esta inseguridad aumenta la ansiedad y por tanto la patología disfémica.

-No corregirles. Si el niño empieza a emitir sílabas repetidas, no debemos obligarlo a repetir la palabra bien dicha, le creará inseguridad y ansiedad, por lo que se convertirá en un círculo vicioso.

-Darle mucha afectividad. Este consejo es universal para cualquier tipo de circunstancia.

-No obligarle a hablar. Los niños se dan cuenta que algo ocurre, por lo que algunos optan por hablar menos. Vamos a dejarlos que poco a poco se vayan sintiendo más seguros, sólo es cuestión tiempo.

-Que jueguen mucho en la calle con otros niños. El juego es terapéutico, las relaciones sociales son terapéuticas, la calle en dosis moderadas es terapéutica.

-Dar órdenes sencillas. Las madres, sobre todo, tendemos a dar muchas órdenes seguidas y los niños de estas edades se pierden en la información. Vamos a dar sólo una órden cada vez y simplificaremos los esquemas mentales de los niños.

-Tener momentos de conversaciones familiares. No podemos funcionar como policías cada día de nuestra vida haciéndo interrogatorios a nuestros hijos. Para que una conversación fluya, los participantes deben sentirse relajados y todos deben aportar información. El niño, aunque sea pequeño, por imitación, aprenderá a conversar y a contar sus experiencias.

Si pasado un tiempo y siguiendo estos consejos, el niño sigue tartamudeando, será aconsejable acudir a un especialista para que os pueda ayudar.

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