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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Suena de nuevo el despertador, qué alegría da cuando lo que te espera te entusiasma. La rutina de las mañanas siempre era la misma, duchas, bajar a desayunar, recoger las maletas y salir andando hasta el próximo destino.

Desayunando estabamos en la terraza de una cafetería cuando de pronto se para delante de nosotros una furgoneta….SIIIIIIIIIII. PANADERÍA ROBERTO!!!!!!! jaja, nuestro amigo iba a entregar su pedido diario a esa cafetería y nos reconoció al igual que nosotros a él. Rodrigo rápidamente dijo «mira mi amigo!!».

Tras entregar el porte y ofrecerle nosotros un café calentito que apetecía a esas horas de la mañana lluviosa y gris en la que aún no había terminado de amanecer y que él rechazó por tener que seguir entregando sus productos, Se acercó a Rodrigo y le preguntó que cómo iba, se fue a su vehículo aparcado a dos metros de nosotros y volvió CON OTRA BARRA DE PAN!!!! (pa comerse al mendrugo y al muchacho!!).

Creo que este chico era una mezcla de Papá Noel y Los Reyes Magos, porque la ilusión era la misma.

El camino, precioso, entre el bosque y la llovizna. Los niños en su línea, andaban y desandaban el camino. El cansancio hacía que en vez de mirar al paisaje, cada vez se mirara más hacia el suelo, con la consiguiente introspección que esto provoca. Sin darte cuenta meditas sobre tu vida, lo que tienes, lo que no tienes, lo que quieres, lo que no quieres. Tus propósitos cogen fuerza y aprecias más a tu gente y a la gente a la que quieres.

Vamos a sellar en esta iglesia!! frenazo en seco…¿quién lleva las credenciales? YO, YO!!

«Venga, cada uno sella la suya» ,,, ¿y la de papá?…no, esa no, solo hay 5!! ohhhhh, en el anterior sello te la has dejado!! «Pues me vuelvo!!» ….y ahí va de vuelta el padre con uno de los niños en busca del tesoro perdido. Y mientras, los demás, nos quedamos esperando….bueno, así descansamos un rato….

Claro, perdimos casi una hora de tiempo, así que el camino se hizo eterno y se nos echaba encima la hora del almuerzo, que con tanto andar, «el mendrugo» de nuestro amigo Roberto el panadero lo teníamos en los pies.

«Pues aquí mismo comemos», una venta perdida entre las montañas del camino, con sombrillas y mesas de «Cocacola» fuera y una vista que alimentaba el alma.

Sólo hay tortilla de patata y empanada gallega, «lo que sea, por dios, pero dame algo!!»

¡NARANJA!, la tortilla de patata era NARANJA.!!!….la mejor tortilla de patatas que he comido nunca y así se lo dije a la ventera, ¡Señora, estos huevos no son de supermercado!!!.

Os podeis imaginar que lo que restaba del camino de ese día, nos pareció un suspiro con tanta enegía.

Y por la tarde, ducha y paseo…mañana os cuento qué ocurrió.

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