Como una niña chica, literalmente, así pasé la noche.
No dejaba de pensar si podríamos hacer los 23 kms que nos separaba de Portomarín, no sabía si mis dos hijos más pequeños iban a tener fuerzas…qué ilusa!!
El camino, por ser el primero, espectacular, pájaros que cantan, temperatura agradable, «buen camino», saludo de los peregrinos que te adelantan que se convierte durante los días que dura el viaje como en un mantra.
Los niños, como deben ser, activos, fuertes, entusiastas…hacen el camino 2 veces, porque van y vienen, repiten sobre sus pasos y saltan, yo no recuerdo haber tenido tanta energía.
El camino se hizo largo, sobre todo en los últimos kilómetros y un tirón en la ingle que no me permitía ni levantar la pierna fue ya lo que remató la faena.
Y eso que yo creía que era la que más preparada estaba, por eso de ir al gimnasio y a ballet durante todo el año…
Y como era de esperar, Rodrigo con una ampolla….pero sin quejarse!!!
Portomarín, precioso, su plaza y su iglesia, de decorado de película, a ver cómo me levanto mañana!!!!
