Ya estamos en Junio, en breve, nos darán las notas y estaremos de vacaciones, pero hasta que eso ocurra nos queda jugar el último asalto.
Este es un mes lleno de exámenes, de cansancio que ya viene acumulado, de calor, de nervios, de prisas por terminar, de ansiedad ante los resultados.
Nuestros hijos se enfrentan a los últimos estertores del curso, normalmente, casi sin fuerzas, por eso os dejo una serie de recomendaciones para intentar sacar el máximo provecho al esfuerzo que debemos realizar.
-Mantén una alimentación adecuada a esta época del año.
-Hidrata a tus niños con regularidad.
– Organiza bien los tiempos. Da lugar a todo, a estudiar, a jugar, a ir al parque. No nos sirve de nada un niño que está bloqueado, deben tener momentos de distracción, de esparcimiento y de relajación.
– Cuida los horarios de sueño de tus hijos. Es cierto que el sol se va muy tarde pero es necesario que los niños descansen el tiempo suficiente porque al otro día deberán enfrentarse a un duro día de trabajo en el que deben rendir y la falta de descanso provoca, entre otros trastornos, déficits de atención y de concentración y no nos podemos permitir estar despistados en los últimos exámenes.
Como digo en mi libro «Cómo Ayudar a los Niños a Dormir. Técnica del Acompañamiento». Edit. Desclee de Brouwer., hay veces que debemos acostar a los niños cuando aún no ha anochecido del todo para que puedan cumplir un número de horas adecuadas a su edad y el hecho de que «esté el sol fuera» no es una excusa, porque si no, pobres los de LAPONIA…que no se va el sol en 6 meses….
-Divide la materia entre los días que restan hasta el exámen. De esta manera dará tiempo a todo, no nos agobiaremos en el último momento por fata de tiempo y además estaremos enseñando a nuestros hijos a ser organizados.
-Si nos organizamos dividiendo los tiempos, debemos apuntarlo y cuando lo vayamos cumpliendo, tachar lo que hemos realizado, de esta manera estaremos reforzándo los logros cada día.
-Pero ante todo, Refuerza sus avances, sus pequeños logros y mantén una actitud de seguridad pronosticándo resultados positivos. A veces, el simple hecho de pensar que sus mayores creen en él o en ella, hace el efecto pigmalión y se cumple el rol que le hemos adjudicado.