Estos útimos días he escuchado dos noticias sobre violaciones, una en Gandía, Valencia y otra en la feria de Málaga, con aplausos incluidos de la familia de estos últimos cuando los estaban dejando en libertad.
Y yo me pregunto, en qué estamos fallando?. No hay que ser muy listos para darnos cuenta que hay algo que no estamos haciendo bien.
Está muy bonito compartir las noticias y ponernos las manos en la cabeza sobre lo ocurrido y cómo está siendo gestionado, tanto por la justicia como por los familiares de los supuestos agresores, pero creo que debemos ir más allá, quejándonos no solucionamos nada.
En mi humilde opinión, el tipo de educación que estamos dando hoy en día en general a nuestros hijos deja mucho que desear. Educamos en los derechos, pero se nos olvida educar en las obligaciones, en el respeto y en las formas. Cuando alguien basa la educación de sus hijos en valores que anteponen al otro antes que en el beneficio de uno mismo, lo tachan de cursi, de retrógrado, en cambio, educar en el egoísmo, en la inmediatez y en el «todo vale» parece que es la tendencia de moda y la única manera de demostrar que se quiere a un hijo por encima de todo.
Debemos reflexionar qué tipo de educación estamos dando de puertas para adentro a nuestros hijos, porque sus acciones futuras siempre serán fruto, en líneas generales, de ésta.