Cada día me sorprendo más de la condición humana.
Ayer estaba yo tranquilamente viendo la tv, un programa de actualidad en el que se daban noticias territoriales.
La verdad es que no sé poner en pie muy bien la noticia que luego me dejó perpleja, en líneas generales era que había una barriada con un alto porcentaje de parados, sobre todo, de jóvenes con muy bajo nivel de formación.
Lo que me llamó la atención era que un hombre, entrado ya en los sesenta, se quejaba de las pocas oportunidades de trabajo que tenían esos jóvenes pero que lo comprendía porque necesitaban formarse más pero que no había estudios subvencionados para cubrir esta necesidad.
Ahí ya empezó a llamarme la atención. No hay estudios subvencionados? y los módulos? qué hacen esos jóvenes que no están estudiando un módulo?
El remate fue cuando esta persona demandó que el estado o quien fuera competente, hicieran programas para enseñar a esos jóvenes la responsabilidad en el trabajo y a ser trabajadores. Yo no daba crédito, vamos a ver, entonces los padres de esos muchachos una vez que los concibieron, ya no se encargan de ellos? Para que un jóven sea responsable en el trabajo, los padres han debido alimentar ese valor desde pequeños, para que en un principio sean responsables en el estudio, luego vayan a la universidad o a los módulos, siempre hay una alternativa, y en última instancia, lo más lógico será que sean responsables en su trabajo.
A lo largo de la vida de nuestros hijos, los padres, en unión con la escuela, con sus profesores, vamos ejercitando la responsabilidad de nuestros niños para que cuando llegue el momento, sean ellos los que tomen las riendas de su vida de una manera adecuada. Pero lo que no se puede hacer es no educar en la responsabilidad y luego pretender delegar esas funciones en unos extraños como si fueran a tener una varita mágica que transformen los valores que nunca han sido trabajados en esas personas.
Directamente, apagué la tv.
