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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Ayer escuché una noticia que de nuevo me puso los bellos de punta. Un adolescente que pegó a su novia hasta dejarla inconsciente porque ella lo había dejado.

En la noticia, ponían como causa principal de este suceso la violencia machista, algo en lo que, en este caso yo no estoy de acuerdo.

En mi opinión y sin generalizar en otros casos en los que sí puede existir una cultura machista de base, creo que lo que les ocurre a estos adolescentes es algo tan simple como que no saben manejar la frustración que les produce no salirse con la suya.

Los que nos dedicamos a trabajar con niños y adolescentes y los que estamos en continuo contacto con la educación, nos damos cuenta que, en general, la forma en la que los padres tratan a sus hijos desde que nacen es metiéndolos en una burbuja para que «no les dé ni el aire», a la vez que pretenden que los niños vivan «anestesiados» para que no sientan dolor, ni frutración, ni malos ratos.

Mientras son pequeños, los padres manejan las circunstancias para que sus hijos «sean felices» pero llega un momento en el que, por la propia edad, el mundo se abre ante sus ojos y empiezan a vivir sin que puedan seguir protegíéndolos, de esta manera, estos adolescentes empiezan a tener parejas, ambos inmaduros por el simple criterio evolutivo y en el momento en el que la pareja se rompe, no saben afrontar la situación de frutración porque nunca le han permitido enfrentarse a ella y este sentimiento los desborda y descontrola, dando como consecuencia, las agresiones físicas y verbales.

No sé si será este el caso o no, puedo estar equivocada, pero estoy segura que de esto que explico, hay mucho.

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