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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Últimamente he escuchado en las noticias varios casos de menores que desaparecen de sus casas creando una gran angustia a sus padres y una alarma social muy grande. Al cabo de las horas siguientes se confirma que ha sido una desaparición voluntaria, normalmente producida por una riña familiar.

Y yo me pregunto, ¿hasta qué punto de enfado y frustración pueden llegar estos menores para decidir irse de casa? ¿realmente se quieren ir o sólo lo hacen para castigar a sus padres?

Niños que se han ido de casa los ha habido siempre, pero sí que es verdad, que últimamente se escuchan más casos.

Recuerdo una madre que me llamó desesperada porque no podía con su hija de entonces 14 años, tuvimos una cita y explicaba que en la calle era una niña modelo, pero que de puertas para adentro no podían llevarle la contraria, porque a lo más mínimo «cogía la puerta» y se iba, creando un gran malestar en la familia y sentimientos de culpa tanto del padre como de la madre, que rápidamente se ponían en marcha en busca de la niña por las calles y por las casas de las amigas.

Tras la valoración de esta menor, pude corroborar que era una niña encantadora, educada y con las ideas muy claras, por lo que no me quedó otro remedio que recomendar a los padres que cuando la niña optara por irse, no salieran en su busca, sino que la esperaran en casa, ya que ese mismo temor que ellos tenían era el que estaba alimentando la jugada de la niña. Los padres, asustados, con cierto recelo, decidieron actuar así y se dieron cuenta que, aunque lo pasaban mal en la espera, su hija terminaba volviendo y era consciente de que si se iba, sus padres no iban a entrar en el juego, por lo que no le convenía irse.

Ciertamente es un proceso muy desagradable, pero no podemos reaccionar con miedo ante los comportamientos de nuestros hijos, la comunicación, cuando son adolescentes es el mejor arma con la que contamos, pero debe ser eficaz, no agresiva, porque es lo que estaremos abonando.

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