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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Comenzamos un nuevo curso. Volvemos a la rutina marcada, a las actividades extraescolares y a los deberes.

Últimamente hay muchos movimientos que intentan que las tareas escolares desaparezcan para que los niños tengan más tiempo para jugar. Personalmente yo no estoy de acuerdo. Pienso que debe haber tiempo para todo, por supuesto!, pero si a los niños desde pequeños les enseñamos a hacer justo lo necesario, como sería en ese caso ir al colegio y después desconectar hasta el día siguiente, probablemente jugarían mucho y eso es estupendo,(siempre que jueguen adecuadamente y no se pasen la tarde delante de la tv o de la maquinita de turno), pero a la vez se les estaría privando la posibilidad de aprender estrategias que asentaran los conocimientos que hubieran aprendido en clase,por otro lado, la capacidad de organizar su tiempo, que después de adulto le será muy útil, y por supuesto, desarrollar el valor de la responsabilidad.

Muchos padres me preguntan hasta qué punto deben ellos estar al tanto de los deberes de sus hijos y yo siempre les contesto lo mismo: debemos mirar con el rabillo del ojo.

¿Qué quiero decir con esto?, pues que nuestra presencia física debe estar en un principio casi al 100%, pero sin estar haciendo los deberes con ellos, sino acompañandolos en esa situación, por lo que nosotros debemos estar leyendo o trabajando en nuestras cosas, para que, en un momento determinado, podamos explicarle una duda que les surja o simplemente mirarlos cuando veamos que se han distraido y así redirigir su atención, por lo que ésta, se estará educando en su mantenimiento, postura contraria a la temida atención dispersa que tanto influye en los resultados académicos de nuestros hijos.

No hay que explicar que este acompañamiento va siendo menor a lo largo de los cursos, ya que los niños van aprendiendo las estrategias de afrontamiento de los deberes como son la organización, la planificación, la atención, la responsabilidad…pero es un tiempo que a priori debemos invertir, aún sabiendo de primera mano que siempre tenemos mil cosas que hacer y sentarse a leer un libro para acompañar a nuestro hijo físicamente para que hagan la tarea nos resulta difícil de sobrellevar, pero símplemente, es cuestión de prioridades, y creo que, para padres responsables y sumamente implicados en la educación de sus hijos, enseñarles desde los primeros cursos esta labor, es la máxima prioridad que debemos tener.

Otra cuestión que me plantean es «¿les corrijo la tarea?», a lo que contesto rotundamente «NO». Los niños deben darse cuenta de sus errores en clase, con su maestro y grupo de iguales. Debe enfrentarse allí con sus éxitos y sus fracasos.

Por todo esto, mi postura es clara, la implicación de los padres en las tareas escolares es fundamental para que los niños consigan superar el curso de manera exitosa, pero sabiendo que nuestra labor se ciñe a un acompañamiento (y siempre, en contínuo contacto con la escuela), que sustentará la actitud de nuestros hijos hacia estas obligaciones.

De esta manera, yo creo que la frase adecuada sería «no hay que estar CON ellos, sino JUNTO a ellos».

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