¿Os habéis dado cuenta que cuando los niños se están portando bien, normalmente no los atendemos, mientras que si se están portando regular, estamos encima, interviniendo en esas conductas?
Una premisa básica en la educación infantil es que LA ATENCIÓN ES LA GASOLINA DE LA CONDUCTA. La conducta de cualquier persona siempre está reforzada por la atención, cuánto más para los niños si la consiguen de sus padres.
Así: Conducta (+,-)———Atención (+,-)———Reforzamiento conducta (+,-)
Debemos explicar que atención positiva se refiere a actos de las personas como besos, abrazos, caricias, elogios, miradas, sonrisas…, mientras que atención negativa sería reñir, castigar y cualquier acto en este sentido.
De esta manera, sin darnos cuenta, vamos reforzando muchas veces las conductas que menos nos interesan y las que realmente queremos que se produzcan, se dan en menor medida.
Por este motivo, sería aconsejable que cuando los niños actúen de una forma adecuada, les señalemos la conducta «qué bien has hecho esto o aquello, fulanito», «me gusta como te has portado hoy en casa de la abuela»,»qué tranquilos estais jugando!, qué bien!».
Los niños necesitan la aprobación de sus mayores, por eso, al señalarle la conducta, ellos la harán conciente y la registrarán, por lo que será más fácil que la repitan, mientras que si sólo señalamos las negativas, podemos llegar en un momento determinado a afectarle la autoestima «siempre me están riñendo», «no sé hacerlo bien», «no sirvo para nada»… y a partir de ahí convertirse en un círculo vicioso.
Pensad por un momento que en vuestros trabajos estén contínuamente diciendoos que lo estais haciendo mal y nunca os reconocen cuando lo estais haciendo bien, pues así se sienten los niños, frustrados, desmotivados, sin ganas de mejorar…y ahora pensad lo contrario, estaríais contínuamente intentando mejorar, verdad?
Nunca subestimeis el poder reforzador del lenguaje en las conductas positivas, a veces, es el camino más corto para llegar a educar a nuestros pequeños.