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No hay dos pacientes iguales. No hay dos diagnósticos iguales.

Sonia Esquinas. Psicóloga Sanitaria

Formación Cualificada

Psicología sanitaria

Trayectoria consolidada

+ de 25 años de Experiencia

Qué me gusta una caricia! pero no os confundais!

Necesito espacio vital, no me gusta que me toquen mucho, no os creais, ni la gente cercana, en cambio, me estoy dando cuenta, mientras escribo, que a mí sí me gusta tocar a las personas.

Cuando estoy hablando con alguien, necesito que corra el aire. Hay personas que tienden a acercarse mucho mientras hablan y soy consciente que mientras más se acercan, más me voy alejando yo, entrando en una especie de baile de tango en el que recorremos todo el espacio.

Cuando mis amistades me hacen un regalo, saben que no acertarían con un masaje, la chica que me hace la cara ya ha aprendido a saltarse el paso del masaje relajante que incluye cara, busto, hombros….mientras las demás se duermen, yo me pongo nerviosa.

Pero las caricias son más que te toquen la piel.

Existen caricias verbales, «Te quiero», «qué guapa estás», «te echo de menos», «me gusta compartir cosas contigo»… son palabras que acarician el alma.

Existen caricias materiales, un regalo, un mensaje, una conversación por teléfono, un buenos días por whatsapp… son formas de decir que se están acordando de tí y eso gusta.

A veces, vivimos en las excusas de las circunstancias, del espacio o del tiempo y no es tan complicado acariciar a alguien cuando realmente quiere hacerse.

Acariciense, de la manera que sea, todos sabemos que es muy placentero.

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