Os acordais todo lo que estuvimos analizando ayer? circunstancias que rodean en la gestación y que pueden influir negativamente en los celos de nuestros hijos.
Hoy nos podemos centrar en varios aspectos una vez que ya ha nacido nuestro bebé:
– momentos en el hospital
-salida del hospital
-instalados en casa. Visitas y primeros paseos.
Pero antes de empezar, me gustaría hacer una mención especial al sentimiento de culpa que algunas (muchas) madres sienten por tener otro hijo. Deben tener claro que este sentimiento no está justificado, muy al contrario, están enriqueciendo la vida de su hijo con algo muy importante, un compañero de infancia con el que compartir vivencias. Es este sentimiento el que a veces no permite que pensemos con claridad para resolver determinados conflictos que pueden surgir derivados de los celos de nuestros hijos e incluso pueden reforzarlos. Así que, nada de culpa.
Cuando estamos en el hospital, es muy importante que sigamos en contacto con nuestros hijos a través del teléfono o de visitas que los menores puedan hacer a sus madres.
De la misma forma, también puede ser una buena idea que nos haga un dibujo que colgaremos en la habitación y nos hacemos una foto en la que también se vea su dibujo.
Si el hospital permite visitas de menores, podrá ir a ver a su mamá y a su nuevo hermano, en este caso o cuando le den el alta, la mamá no debe tener al bebé en brazos (sólo en este primer momento de encuentro), para poder tener las manos libres, abrazar a su hijo y presentarle a su nuevo hermano.
También es conveniente que el bebé traiga un regalito a su hermano mayor porque lo quiere mucho y quiere aprender de él.
Una vez que estamos instalados en casa, vienen las visitas…ufff. Esto debemos gestionarlo bien ya que, tanto en el momento de las visitas como el de los primeros paseos, existe un antes y un después.
Antes, cuando un adulto se acercaba a nosotros, lo primero que hacía era dirigirse a nuestro hijo y decirle algo. Ahora, cuando viene una visita o cuando nos encontramos con alguien en la calle, y llevamos al bebé y al otro cogido del cochecito, directamente ni les miran y meten la cabeza en el carrito para observar con detenimiento y alabar al nuevo miembro de la familia mientras el mayor está esperando que le digan algo. Así no me extraña que algunos niños comiencen a llorar, a saltar o a hacer trastadas, simplemente están llamando la atención para seguir ocupando el mismo lugar que tenían antes.
De esta manera, cuando ocurra , nosotros, como madres, padres, abuelas…debemos contrarrestar esta situación atendiendo a nuestros hijos, pasando una mano por su cabeza y sonreirles, hablarles, mientras la otra persona está mirando al bebé.
Y ahora viene la pregunta del siglo, la visita se gira, mira al niño y le pregunta «¿tú le quieres?»… en ese momento, por favor, contestad por ellos, «claro que le quiere!, Fulanito, traeme tu juguete…» y lo quitais de en medio. El querer vendrá con el tiempo, en estos momentos la pregunta no tiene sentido.
Es una buena idea, que cuando vienen las visitas a casa, a parte de que deben respetar un horario, (que no están yendo al cine, sino que van a ver a un bebé) si le traen un regalo, traigan un detallito también al mayor, aunque sea un paquete de chucherías, lo que sea, pero algo, para que el niño no se sienta totalmente desplazado.
Por otra parte, los «mayores», dependiendo de su edad, deberán haber abandonado ya las herramientas de crianza que no les pertenezca, es decir, un niño de 18-24 meses, ya no debe estar usando chupe o biberón, por ejemplo. Esto no es un capricho de psicólogos, es puro sentido común. Daos cuenta que cuando tengais en los brazos a ese bebé, de pronto, vais a ver mayor a vuestro primogénito y así se lo vais a verbalizar muchas veces, pero si les dais estos elementos, los niños van a vivir una incongruencia y pensarán «mi madre me dice que soy mayor pero yo tomo aún biberón como mi hermano que es un bebé» y como la educación entra por los ojos y no por los oídos, se comportarán como tal, por lo que se nos complicará mucho que cada uno cumpla su rol. Y es que no se pide otra cosa que tratar a cada uno de la edad que tiene, ni de más ni de menos.
Por último, dejad que los niños toquen a sus hermanos, siempre con mil ojos, pero dejadlos, no trateis al bebé como si fuera un jarrón chino que se mira pero que no se toca, porque más ganas les entrarán de tocarlo.
Y por supuesto, no me vale la frase «no le doy besos delante del mayor para que no se encele», así no se hace. Los niños funcionan bajo la Ley del Todo o Nada, esto es que si quiere a mi hermano, no me quiere a mí, pero esta Ley no madura a base de «evitar» sino de «exponer», así que yo beso al bebé y a tí, yo cojo en brazos al bebé y a tí y yo atiendo al bebé y a tí, y poco a poco el niño lo irá asimilando.
Espero que todas estas recomendaciones os sirvan y minimicen los celos.