Muchas veces me encuentro a madres, sobre todo, y a padres que vienen a que les aconseje sobre la educación de sus hijos. Una vez que les explico todo lo explicable y que les aclaro todas las dudas que les surge en su día a día como padres me voy dando cuenta que no son para nada permeables. Por contra, son personas que van dando rodeos en sus explicaciones y que no aceptan que en determinados aspectos de su faceta de padres pueden mejorar. Por ejemplo, si dicen que el niño se porta mal en casa, me terminan explicando que con ellas se portan bien y que es en casa de los abuelos donde dan problemas. Si dicen que los niños son muy pesados y no paran hasta que consiguen algo, me terminan queriendo convencer de que ellos les ponen límites sin ningún problema. Y yo me pregunto, ¿para qué vienen? ¿acaso los he llamado yo y quieren quedar bien?… no sé, no me lo explico!!!!
En el otro extremo nos encontramos con padres que absorben todas las explicaciones, las interiorizan y hacen un análisis de sus actuaciones hasta ese momento y cómo deben modificar sus comportamientos.
Es una pena que no se pueda hablar directamente con todos los padres de su permeabilidad, para que así fueran más críticos con ellos mismos, pero el hecho de hablar con ellos de este tema lo único que conllevaría sería a que se sientieran ofendidos…ya digo, una pena.
